-¿Qué desea, señorita?-preguntó educadamente la anciana con una sonrisa-
-He entrado por la oferta que tienen en la puerta-respondí señalando con mi dedo indice hacia la puerta- me interesaría trabajar aquí.
-Está bien-dijo la anciana sin más-contratada-dijo con una sonrisa. ¿Qué? así, ¿sin más? esto es un sueño-
-¿No requiere del curriculum?-pregunté extrañada, esto era realmente extraño-
-Para nada, no necesito que sepas ingeniería aerodinámica para amasar pan-dijo acompañada de una carcajada-
-De acuerdo-dije en un susurro- tengo una pregunta para usted-dije mirando a sus ojos marrón miel-
-Dime.
-¿Cuánto cobraré al mes?
-Mil euros, como mínimo-dijo con una sonrisa. ¿¡PERO QUE COJONES!? Una panadería de barrio hacia tanto dinero como para pagar esa cantidad a una empleada. Es imposible. Seguro que trafican con putas.-
-¿Me debo quitar los piercings?-pregunté con temor. No quería quitármelos, ya eran parte de mi-
-Tranquila, no hace falta-dijo despreocupada- mañana empiezas, ven a las diez y media de la mañana.
-De acuerdo-dije seria- hasta mañana, señora...-alargué la palabra esperando a que ella me dijera su apellido-
-Señora Sánchez-dijo con una sonrisa- dime tu nombre al menos, querida.
-____(tn)-dije con una media sonrisa- ___(tn) Rohde.
Y sin dejar que respondiera, salí de la tienda con una pequeña sonrisa. Era genial. Ya tenía trabajo, estaba lista para empezar mi nueva vida. De camino hacia casa vi una tienda de ropa interior y pijamas. Justo lo que me hacia falta. Entré con una sonrisa, observando la ropa colgada de las perchas y las dependientas doblando las prendas.
Encontré varias prendas de ropa interior bastante sexys y varios pijamas de verano.
Me dirigí a la caja y pagué en efectivo, con el dinero de mis ahorros. salí de la tienda con dos bolsas y recordando el camino, volví a casa. Llamé al telefonillo y esperé. Tardaba bastante en abrir, el retrasado ya está grabando vídeos. Volví a llamar, esta vez dejé el dedo pegado en el botón durante unos segundos, nada. Enfurruñada, cogí el teléfono móvil y marqué su número. Un tono, dos tonos, tres tonos, al cuarto escucho un ''¿sí?'' entre jadeos.
-Rubén, llevo llamando a casa como media hora-elevé la voz cabreada-
-Oh-gimió- lo siento, yo... no lo he escuchado-jadeó- estoy... ocupado.
-Me importa una mierda como estés-seguí con la voz elevada- ¡abre la puta puerta!
-Voy-dijo ya normal y colgó-
Fijo que estaría haciéndose una paja. O con una chica, pero eso no era nada probable, con lo lerdo que es, ¿cómo va ha follar?
A los dos minutos un sonoro ''pi'' abre la puerta y entro sudada. El calor de España era infernal. Subí las escaleras dando pequeños saltitos y me adentro en casa. Una rubia oxigenada con cara de chupa pollas estaba en ropa interior sentada en el sofá. La chica era bastante guapa, demasiado como para estar con Rubén. Sin decirle absolutamente nada, paso por el salón y me dirijo hacia mi habitación para guardar mi nueva ropa. Me adentro en esta y tiro las bolsas de mala manera sobre la cama. Saco la ropa y la ordeno en el armario. Dejo uno de los pijamas fuera, concretamente, el de la calavera amarilla. Salí al salón con el móvil en la mano, tranquila, y me senté en el sofá de al lado, mirando de reojo a la rubia.
-¿Y Rubén?-preguntó con una voz cantarina-
-No sé-dije mientras me encogía de hombros y miraba fijamente a mi móvil-
-Ah-suspiró-
Sentí unos pasos acercarse tímidos y descalzos.
-Oh-susurró la voz de mi hermanastro a mis espaldas- hola, ____(tn)
-Hola-dije sin más-
-¿Ya os conocéis?-preguntó sentándose al lado de la rubia-
-No-dije borde, sin levantar la mirada de mi móvil-
No hay comentarios:
Publicar un comentario